Para poder entender la dimensión del paso que di el último lunes (2/08/2010), he de empezar contando mi historia desde el principio. Lo cierto es que no sé si alguien llegará a leer esto, pero lo utilizaré como una herramienta para desahogarme. Aunque he de admitir que, con este blog, me gustaría poder ayudar a otras personas que estén pasando por algo similar. Supongo que podría considerarse como una especie de terapia de grupo online.

Bueno, he de hacer memoria para llegar al principio de todo. Tenía 14 años cuando sufrí mi primer desengaño amoroso. Recuerdo que fue en primavera. No fue nada del otro mundo, pero sé que los amigos del chico en cuestión pensaban que yo estaba gorda o al menos eso dijeron en una ocasión. Lo peor de aquello es que aquella palabra me hirió mucho y cambió mi vida. ¡Ay, Dios! Ahora, me rió al pensar que les creí. Lo cierto es que tenía mis carnecitas, pero no tenía barriga ni nada fuera de lo normal...nada que no se arreglase con un poco de deporte. El caso es que después de aquello comencé a vomitar. Para verano, aunque en aquel momento pensaba que estaba "gorda" ya había perdido unos cuantos kilos y estaba muy bien. Recuerdo que el chico me vio y me llamó para que volviéramos. Obviamente, le dije que no. Al menos, hice algo bien.

Con 15 años, encontré el amor de mi vida. De hecho, ahora estamos felizmente casados y somos papis de una niña preciosa. (Bueno, qué voy a decir yo si soy su madre^_^). A él tengo que agradecerle no haber llegado a ser un cadáver andante. Digamos que me daba una razón poderosa para combatir a mi mayor enemiga, la bulimia. De ahí en adelante fui perdiendo peso año tras año. Y, durante mi primer año de universidad, llegué a pesar unos 59/58 kilos. Había entrado en una fase muy destructiva... anorexia+bulimia, es decir, comía muy poco y además lo vomitaba. Gracias a Dios, tuve el valor de contárselo a mi pareja y a mi familia para que pudieran ayudarme. Y así lo hicieron. No obstante, siempre fui consciente de que la primera persona que debía ayudarme era yo misma. A partir de ahí, tuve etapas en las que me daba atracones y vomitaba y otras en las que hacía dieta, y siempre me mantuve en un peso bastante aceptable para mis 168 cm de altura y complexión fuerte, entre 68/72 kg. Una vez terminé la carrera, entré en otra fase. Consistía en tratar de combatir la enfermedad de otra forma... limitando los atracones sin vomitar después de ellos. Es decir, cuando me daba un atracón, no vomitaba. Pensaba que así, al ver que engordaba, dejaría de darme los atracones y dejaría la bulimia atrás. Lo malo es que la bulimia pasó, pero quedó la ansiedad. La verdad es que ninguna es saludable.

En un año, pude engordar unos 10/15 kilos. Para la boda, que fue un año después, perdí unos 10/12 kilos haciendo dieta y vomitando (poco, la verdad) en caso de darme algún atracón. Pero lo peor estaba por llegar. Después de casarme llegaron multitud de problemas, muchos problemas, lo pasé fatal. Poco a poco, la ansiedad fue nutriéndose de ellos, se hizo fuerte y yo cada vez encontraba más excusas para dejarme arrastrar por ella. Sólo sé que en tres años he podido engordar unos 35 kilos. También sé que la bulimia es algo que he superado porque en esos tres años habré podido vomitar unas 15 veces a lo sumo. La bestia, de casi 108 kilos, que ahora tengo que domar tiene otro nombre, aunque en realidad son parecidas y se nutren de lo mismo, de la baja autoestima, de los temores, de los problemas, de la depresión… Lo peor es que al final se apodera de ti y dejas de ser la misma persona.
Aunque he de admitir que siempre he estado acomplejada por mi apariencia, nunca como ahora o, mejor dicho, hasta ahora. Dejas de sentirte feliz, no tienes ganas de reír, no quieres salir, no quieres ir de compras porque sabes que casi nada te va a estar bien, ciertamente no sabes qué ponerte, piensas que todo el mundo te está mirando, no te arreglas, te abandonas, ponerte el bikini es un martirio, etc. Además, siempre encuentras la excusa perfecta para no plantar cara al problema y salir del agujero. Hoy me encuentro mal, comenzaré el próximo lunes, ahora tengo demasiado trabajo, ahora no tengo trabajo, tengo demasiados problemas... Y al final lo que ocurre es que poco a poco vas cayendo más y más hondo, y salir resulta mucho más difícil.
La buena noticia es que el pasado domingo tomé una decisión. Una decisión que ya me habían invitado a tomar mis familiares y allegados mucho antes y a la cual yo había accedido con la boca pequeña para al minuto siguiente echarme atrás. La verdad es que le agradezco mucho lo bien que me han tratado en este sentido pues saben lo mucho que me duele este tema. Pero era yo y sólo yo quien tenía que tomar la decisión por sí sola. Además, sabía que hasta que no tuviera plena confianza en mí y en mi voluntad, no iba a poder hacerlo. Pues bien, ya estoy preparada. He llegado al punto en el que he comprendido que este también es uno de mis problemas y que no puedo escudarme en mi situación para no cuidarme y engordar hasta estallar. No puedo dejar que la ansiedad controle mi vida, es más, no quiero que sea así. Si he podido afrontar muchísimas cosas por qué no voy a poder hacerlo con esto. QUIERO que la comida pase a un segundo plano en mi vida, dejar de comer cosas que no me hacen bien, dejar de sentirme mal por comer demasiado y SER FELIZ. ^_^
De hecho, ya me siento feliz. Porque esta es la vez que me propongo perder peso con más fuerza que nunca y plenamente convencida de lo que voy y no voy a hacer. Siento que estoy preparada mentalmente y que lo voy a conseguir. Además, me lo tomo como el aprendizaje de una rutina que debo mantener toda la vida, comer bien. Si comes bien, te sientes bien. Además, ya había llegado a un punto en que la comida ni siquiera me sabía tan bien como antes... no sé, era como si estuviera saturada. De hecho, es así... Pero bueno, ya estoy trabajando en ello.

Mis propósitos…
Comer sano:

- Nada de fritos.

- Nada de bollería, dulces, pasteles (aunque sean cocinados por mí misma XD).

- Nada de patatas fritas, ganchitos, chuches ni comida chatarra, en general.

- Evitar las salsas.

- Pan, sólo en el desayuno. Un pitufo de pan integral, para ser más exactos.

- Media mañana: fruta y yogur desnatado. (En principio, evitando aquellas frutas que tengan un aporte de calorías demasiado elevado.)

- Merienda: fruta y yogur desnatado.

- Almuerzo: carne/pescado con verduras rehogadas, salteadas, a la brasa o cocidas/ensalada de lechuga y tomate. Arroz con verduras, pasta con verduras sobre todo cuando vayamos a hacer ejercicio. También se puede tomar un plato de puchero sin tocino, de lentejas con verduras o cualquier plato de sopa evitando el exceso de grasas acompañado con una ensalada de lechuga y tomate. Por norma general, lo ideal sería evitar mezclar proteínas e hidratos.

- Cena: lo ideal, fruta y yogur desnatado. Pero también se puede tomar una tortilla de un huevo con champiñones y gambas o un pescadito blanco con verdura. Fruta y queso fresco. Ensalada mixta. Siempre tratando de hacer la cena lo más ligera posible, aunque eso no signifique que nos quedemos con hambre, sobre todo hasta adquirir el hábito.
Hacer ejercicio:

- Hacer unos 40 minutos de elíptica siempre que sea posible. Lo ideal sería todos los días, pero en principio voy a ponerme el reto de hacer 3 veces por semana.
Creo que por hoy ya me he desahogado suficientemente :)) En caso de que hayas llegado hasta aquí, te agradezco la paciencia y, si estás pasando por algo parecido, te envío muchos ánimos para que consigas lo que tanto necesitas y deseas. También, os invito a dejar comentarios si queréis preguntar o comentar algo.

Besos y buen finde^_^

xoxo